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domingo, 22 de abril de 2012

Rainer Maria Rilke



La Partida del hijo Prodigo

Alejarse ahora de todo esto confuso,
que es nuestro que nos pertenece,
que, como el agua en las viejas fuentes,
nos refleja templando y descompone la imagen,
de todo esto, que como espinas
se agarra una vez más a nosotros....alejarse
y a esto y a esté,
que ya nos veíamos
(tan cotidianos y acostumbrados eran),
contemplarlos de pronto: suaves, conciliadores
y como en un principio de cerca
y presintiendo comprender que impersonalmente,
que por igual cayó el sufrimiento sobre todos,
del que la infancia estaba llena hasta el borde:
Y sin embrago irse entonces, arrancando la mano de la mano,
como desgarrando de nuevo algo ya sanado,
y marcharse ¿a dónde? A lo incierto,
lejos, a un país cálido e inmóvil,
que tras toda acción, como un decorado,
seguirá indiferente: jardín o muro,
y marcharse ¿por qué? Por impulso por temperamento,
por impaciencia, por esperanza oscura,
por incomprensibilidad y por incomprensión.
Tomar todo esto obre sí y en vano
dejar caer algo que quizá se tenía,
para morir solo, sin saber porqué..
¿Es esto la entrada a una nueva vida

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