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sábado, 23 de abril de 2011

Yo soy la Otra.



I.

-Claudia, ¿nos podés traer café?- inquirió el Ingeniero Márquez a su secretaria –No me transfieras ningún llamado, pasá, Ibarburen.
Claudia vestía falda azul y camisa blanca, hacía cinco años que trabajaba para la Compañía de Software. Presurosa, se dirigió al despacho del Ingeniero con el pedido solicitado.
-Gracias-dijo el Ingeniero, y cuando Claudia hubo cerrado la puerta, Ibarburen había girado su cabeza unos 180 grados.
-¡Tiene buen culo mi secretaria!- repuso Márquez.
Los ojos de Ibarburen habían quedado fuera de sus órbitas. Márquez quería distraerlo, pero no tendría suerte.
-Marquez, vos sabés que me prometiste los sistemas para setiembre, y ya estamos en enero. ¡Ya no sé qué decirle a los dueños! ¡Confié en Ustedes!
-Mi querido Ibarburen, vos sabés que los atrasos se deben a que tu personal no entrega la información que necesitamos, ¡hace meses que la venimos pidiendo!
-¡Pero no se trata sólo de eso! ¿O los programas ya están prontos?
-¡Por supuesto que lo están! Ya sabés de la calidad de nuestros servicios de consultoría. Les hemos proporcionado expertos de primer nivel, pero sin información; ¿cómo quieren ver los resultados?

II.

-¿Necesita algo más? – le preguntó Claudia a Márquez.
-No, gracias – dijo él.
-Entonces, hasta mañana.
-¡Esperá! ¡Ya me estoy yendo! ¿Te puedo alcanzar a algún lugar? Hoy no tuvimos respiro con el tema de la licitación de Ibarburen, y tu ayuda fue de gran importancia. Son las nueve de la noche, ya hace dos horas que tenías que haberte ido.
Claudia se puso un tanto nerviosa, pero aceptó la oferta de su jefe. El, parecía otra persona que durante el día, le hablaba suave y en tono amable.
-Bueno, si no te desviás mucho.
-No hay problema.
Ambos recogieron sus abrigos, y bajaron por el ascensor. A Claudia ese viaje le pareció una eternidad, la oficina era en el piso 18 y la máquina se desplazaba muy lentamente. El área disponible para ambos no era precisamente grande, así que quedaron enfrentados, casi el uno contra el otro. Claudia estaba tiesa.
Se bajaron en el garaje. Márquez primero le abrió la puerta a Claudia como todo un caballero, luego, dio la vuelta, subió a su asiento, tomó el volante, y puso el vehículo en marcha.

III.

Márquez estacionó en la puerta del edificio de Claudia. De repente, ella lo vio muy pálido.
-¿Estás bien?
-Se me parte la cabeza.
-¡No tenés ningún analgésico?
-Hoy iba a ir a comprar, y ya viste, tuvimos un día de locos.
-Yo tengo en casa, si querés, te alcanzo.
-No, no te voy a hacer bajar, mejor yo subo, claro si no te molesta.
-No, claro que no.
Subieron por segunda vez a un ascensor, pero esta vez, Claudia estaba más relajada.
Abrió la puerta de su departamento y ambos entraron.
-Disculpá el desorden; ya te traigo la Dorixina.
Claudia entró en el baño, donde guardaba un botiquín y extrajo un comprimido. A continuación, fue a la cocina y le sirvió a Márquez un vaso de agua.
Cuando entró en el living, Márquez había tomado asiento en el sofá.
-Me tomé el atrevimiento de sentarme, tengo una puntada muy fuerte.
-Tomate esto, que ya va pasar.
Márquez tragó la Dorixina.
Luego, dijo:
-El estrés me está matando.
-Tendrías que trabajar menos horas- dijo ella.
-Tendría… pero para eso debería volver temprano a casa.
-No entiendo.
-Con mi mujer las cosas no están bien, perdóname que te esté agobiando con mis problemas.
-No me agobiás para nada.
-En realidad, hace tiempo que se apagó la pasión entre nosotros. Pero viste como es, los chicos aún están en la escuela… Te juro que hay días que no soporto ni que me hable. Ya no me siento atraído por ella. No me despierta deseo sexual. Llego a casa, y lo único que me esperan son problemas.
-¿Y no hablaron de sus diferencias?
-Al principio, sí, pero ahora, el tema ya no se toca, prefiero decirle a todo que sí, antes que entrar a polemizar con ella. Me exaspera.
Claudia lo escuchaba, en silencio.
-Perdoname, ya me voy. Con el día que tuvimos, y yo te estoy dando la lata.
-No, no te preocupes.
-Sos muy generosa y comprensiva.
-Gracias.
-Además, me gustás mucho.
A Claudia, Márquez siempre le había parecido atractivo. Ahora, estaba en trance, puesto que él se había desnudado ante ella, le había contado sus intimidades. Eso la conmovió profundamente, y deseó que la abrazara, para poder contenerlo, para que descansara de su rutina hogareña…
Cuando Claudia quiso acordar, Márquez le estaba dando un apasionado beso.

IV.

-Claudia, ¿salís esta noche con nosotras? – le dijo su amiga Fernanda, un sábado de primavera.
-No, yo estoy en pareja y muy enamorada.
-Pero Clau, es sábado.
-¿Y eso qué importa? ¿Si los sábados él no puede?
-Es momentáneo. No podría estar con nadie que no sea él.
-¿No te importa compartirlo con otra?
-No hay nada entre ellos, se van a separar. Es cuestión de tiempo.
-Para no haber “nada”, dos horas una vez por semana no es demasiado tiempo.
-Ya te dije, Fer, es momentáneo, ellos se están separando, y es por nuestro bien.
-¿Pero él te dio alguna prueba de que se van a separar?
-Me lo dice todos los días. Ya no la soporta. No tienen sexo, ni le gusta.
-¿La viste alguna vez?
-No.

V.

Todo había empezado esa noche de verano. Ella se había entregado en cuerpo y alma a Márquez, y se había enamorado hasta la médula, pronto celebrarían su aniversario.
Se veían una o dos veces por semana. Los martes y los jueves. Ella le preparaba la cena, hacían el amor, y como máximo permanecía dos horas con ella.
-Teneme paciencia- le decía él- estoy tratando de solucionar todo lo más pronto posible para tener todos los días para vos. Si llego tarde a casa, se nos va complicar todo.
En la oficina, Márquez se mostraba frío como siempre.
-Esto lo hago por nosotros- le decía- si alguien se entera, se van a entrometer entre nosotros.
Claudia tenía una fe ciega en él.
Desde que todo había comenzado, vivía por Márquez y para Márquez.
A veces, él cancelaba sus escasos encuentros a último momento.
Claudia tenía la mesa preparada con velas, y había cocinado toda la tarde, y él se tardaba.
Ella lo llamaba, y él le decía:
-Disculpame, mi amor, surgió una reunión a último momento y no voy a llegar. Pero te voy a compensar, ¡te lo prometo!
Claudia ni se cuestionaba la veracidad del testimonio. Su vida se había reducido a Márquez.

VI.

Se acercaba fin de año. Con él, diciembre y las despedidas.
A pesar de las negativas de Claudia, Fernanda insistía en que se despejara un poco, una salida no le iba a hacer mal a nadie, le decía para tratar de convencerla, pero hasta el momento, había sido una misión inútil.
Claudia en lo único que pensaba era en Márquez, y que pronto estarían juntos. Seguramente, vivirían en una bella casa, y al fin, (estaba segura), él terminaría proponiéndole casamiento. Lo único que desconocía, era si él se habría casado por Iglesia, porque la máxima ilusión de Claudia, era precisamente esa, casarse con Márquez vestida de blanco.
Incluso, desde hacía unos meses, había comenzado a comprar un ajuar hogareño, el cual guardaba en una gran caja de color rosa, la cual contemplaba todos los días con mucha ilusión.
Claudia organizaba su presupuesto, y con lo que sobraba, adquiría algún componente nuevo para su vida de esposa.
Se hallaba pensando en un cristalero muy bonito, como el próximo ítem a adquirir, cuando sonó el teléfono.
Fernanda la invitaba por enésima vez a una despedida.
-Clau, la noche está divina, dale, ¡hacelo por nosotras!
-Está bien.

VII.

El boliche estaba a full. Claudia, Fernanda y sus amigas, estaban sentadas en una mesa, charlando y riendo. Todas, excepto Claudia. Se sentía mal consigo, lo estaba traicionando, se culpaba.
-¡Clau! ¡Cambiá esa cara!
-No tendría que haber venido. Si él se entera, se va poner mal.
-¡No te preocupes!
-No quisiera lastimarlo bajo ningún concepto…
-¡Dejate de pavadas!
De repente, Claudia le dijo a Fernanda:
-¡Tapame!
-¿Qué pasa, Clau?
-¡El está en la barra! ¡Me muero si me ve!
-Pará, tranquilízate.
-No, tengo una idea mejor, me voy a acercar, y le voy a pedir perdón.
-¡Pero Clau! ¡No tenés que pedir perdón por nada!
Era tarde. Claudia ya se había levantado, y se dirigió presurosa hasta la barra. Demoró cinco minutos en atravesar ese mundo de gente. Finalmente, accedió a Márquez, y cuando se disponía a decirle -¡Mi amor! - quedó lívida.
Márquez estaba de la mano con una mujer rubia, alta, y de ojos azules. Bellísima mujer. Márquez la estaba besando, cuando vio a Claudia.
Tranquilamente, y sin inmutarse siquiera, se dio vuelta y le dijo:
-¿Cómo está, Claudia?
A continuación, hizo las presentaciones del caso:
-Mariana, mi mujer, Claudia, mi secretaria.
-¡Encantada!- dijo Mariana. A continuación, le dijo a su marido, haciéndole una guiñada:
- ¿Vamos a casa, mi amor? Ya es tarde.

Anna Donner Rybak © 2010

sábado, 9 de abril de 2011

Aninorma(l)


Prólogo:

¿Quién es quién para decidir quién es loco y quién es cuerdo?
Si estar loco significa establecer un vuelo hacia la creación;
¡Estoy loca y disfruto de mi locura a cada minuto!

Mundo contingente el que nos ha tocado; demasiadas COSAS, pocos vuelos, espirituales, de letras, de música, de pintura... El Loco y el Creador es esencia indisoluble, crear implica volar, sin vuelo no hay creación. Es el problema de los genios.

Charly quiso volar y se arrojó de nueve pisos hacia un gran colchón...

La incomprensión del entorno, la poca empatía, hace que el genio se sienta anormal, como si ser normal fuera algo bello, ser "normal" es rutina, horarios, ciclos, todo predecible, cero sorpresas... "¡Vos no sos normal!", dicen los (obviamente) anormales.

En el Sentido de las Palabras encontramos aquellos trascendentales significados, ¿qué elegiría Ud?

¿Volar al ritmo de Pink Floyd, de Charly García, o quedarse en su patética rutina?

Ya lo sabe, y si no existe: ¡INVENTE!.

Poesía: Aninorma(l) de Anna Donner Rybak (Montevideo, Uruguay)
Acompañan: volares y acordes de Charly García y Pink Floyd.


¡toda esa gente parada que tiene grasa en la piel
no se entera ni que el mundo da vueltas.
Yo no quiero sembrar la anarquía
yo no quiero vivir como digan
tengo algo que darte en mi corazón.
Veo tantas chicas castradas y tantos tontos que al fin
yo no se si vivir tanto les cuesta.
Yo quiero ver muchos más delirantes por ahí
bailando en una calle cualquiera !
(Charly ¡Grande!)




Bienaventurados
sean los normales perfectos
Con sus Raros Peinados Viejos
/*¡ Loco!
/* ¡ Crazy !

Bienaventuradas
sean las mojigatas de hielo
Con sus Raras Telas de Araña
En la cabeza, en la entrepierna
/*¡ Loco!
/* ¡ Crazy !

Bienaventuradas
sean las retrotransmisoras
de frases hechas
oficiando de ilustrísimos ecos
/*¡ Loco!
/* ¡ Crazy !

Bienaventuradas
sean las adoratrices
de la incapacidad
de construir un razonamiento
¡Premisa uno, Premisa dos y Conclusión!
/*¡ Loco!
/* ¡ Crazy !

Bienaventuradas
sean las viejas
heticopeléticas pelíntentéticas
peludas peladas
pelintentadas
/*¡ Loco!
/* ¡ Crazy !

Bienaventuradas seais vosotras,
El no os ha mostrado su cara
Bienaventuradas sean
Raros androides ...
/*¡ Loco!
/* ¡ Crazy !

nuevos /*¡Y viejos!
¡Viejo dejame seguir
con mi sagrado himno
a los idiotas les hago culto
y a los envidiosos les digo
Chupate esa mandarina!
/*¡ Loco!
/* ¡ Crazy !

¡Chupate has dicho!
¡Blasfémica Pecadora!
/*¡Hoguera!¡Hoguera!
Recorren las adoratrices
de la moral las calles de todos los pueblos
/*¡ Loco!
/* ¡ Crazy!

¡Blasfémicas Pecadoras!
¡Arderan en el confín
del Purgatorio del Infierno
Y su fuego fatuo!
/*¡ Loco!
/* ¡ Crazy !

Muy bonito todo
Mas a dios las señoras
la cara aún no han visto
/*¡ Loco!
/* ¡ Crazy !

¡Estoy casada con El y vos no!
¡je je pero yo la cara si se la he visto!
/*¡ Loco!
/* ¡ Crazy !

¡Calla mujer de vida ligera!
Ligera es mejor que de hielo
/*¡ Loco!
/* ¡ Crazy !


Bienaventurados sean
los adulones de gente sabia
Están más locos que yo
Y yo que estoy tan loco
Tan confundidos están
haciendo de gente sabia
que terminan confundidos
creyendo que son gente sabia
/*¡ Loco!
/* ¡ Crazy !

Bienaventurados sean
los que respiran
a través del nombre de otro
¡No ves que soy amiga!
¿Amiga de quién?
Del Ilustre Maestro
/*¡ Loco!
/* ¡ Crazy !

Bienaventurada seas
amiga del Ilustre Maestro
¿Y que haces acá?
¡Entraste en el Infierno!
/*¡ Loco!
/* ¡ Crazy !

¡Benaventurada sea la tonta!
que confunde
Paraíso con Infierno
Sabiduría con Recitado
Razonamiento con Exhibicionismo
Filosofía con Conventillo
Jean Paul Sartre con Marcelo Tinelli
Obrar con Jetear
Amar con Orar
Felicidad con Rutina
/*¡ Loco!
/* ¡ Crazy !


¡Y ahí te quedás vos con tu Rutina!

Anna Donner Rybak © 2011

martes, 5 de abril de 2011

Un lugar en el mundo de Mario.




Mario Levrero es un escritor uruguayo. Dice que ¿hay un lugar? ¿Será un lugar en el Mundo? Cuestión difícil, si la hay es la de obtener Un Lugar en el Mundo. Mas, los hay viviendo en la calle, por falta de comida y techo, los hay viviendo en el Tercer Mundo,vientres encintos de fetos dibujados con trazos de hambre, raquíticos con delineados huesos, ¿cuándo será que los Dueños del Mundo cedan Un Lugar? Dueños de lugares de todos colores, de miles de texturas, de paraísos vanos, de hoteles cinco estrellas, señores, ¿por que Ustedes no tiran al Africa una estrella? Quedan cuatro, ¿por qué no tiran otra para quienes duermen en estaciones de trenes, o en bancos de plaza? Inútil es dialogar con ustedes, están empalagados de codicia.
Anna Donner Rybak

"Tuve un sueño largo y complejo; desperté cansado y sin poder recordar ninguna imagen: apenas una idea de su estructura, un diálogo o discusión a tres o cuatro voces,en la que se avanzaba penosamente, con repeticiones que de continuo alguien seempeñaba en introducir; recordé también la sensación de que me iluminaban la cara con una linterna, pero no pude saber si era parte del sueño, o si había sucedido en los hechos; tal vez, a causa de mi preocupación por la persona que traía la comida, lo había inventado al tratar de revivir el sueño en el momento de despertar.También me sentía malhumorado. Y no podía despejarme por completo. Quedé largo rato en la cama, hasta que la cama también me resultó incómoda. Me levanté y me vestí,para tenderme de nuevo y cerrar los ojos. No me volví a dormir, pero traté de que mi mente descansara un poco, rememorando escenas de mi vida cotidiana. Ana volvió ahacerse presente, pero tal vez de manera un poco forzada, como si yo me obligara a desplazar otras imágenes. La verdad es que mi preocupación por lo que me estaba sucediendo era tan grande que no podía evitar mortificarme constantemente con esas preguntas que no podía responder. Al mismo tiempo sentía necesidad de hacer algo concreto, sin poder definirlo; presentía que había allí más cosas para ver que las que yo veía, y más cosas para hacer de las que me parecían posibles. Había ocupado las dos jornadas precedentes en moverme a impulsos emocionales; pensé que había llegado el momento de proceder racionalmente.Pero mi cerebro estaba dominado por la pereza, y se movía con lentitud. Además me faltaban puntos de referencia. Lo único que se me ocurría era la misma opción entre dos líneas a seguir: o bien la inspección metódica, o bien el avance veloz y ciego en la única dirección posible Me costó cierto esfuerzo imaginar una tercera línea: combinar las dos posibilidades, en un avance que incluyera una inspección rápida.Luego pensé que debía trazar un plan y cumplirlo; hacer una lista de los elementos conque contaba, y apuntar hacia aquellos detalles que más evidentemente debía tener en cuenta; pero todo eso se me antojó de pronto demasiado trabajoso, y descubrí que en realidad no tenía ganas de actuar de forma racional. De inmediato me dije que nunca en mi vida lo había hecho; que siempre me había guiado más por las emociones que por la razón, y no veía ahora la forma de cambiar, ni sentía tampoco, en lo profundo, que ello me fuera imprescindible.El resultado fue un malhumor creciente que pronto se transformó en depresión; me puse a examinar con severidad inusitada las aristas negativas que siempre había sospechado en mí, pero que nunca había llegado a ver de forma tan cruel; me di cuenta de que la impotencia ante esta situación tan extraordinaria no era muy distinta de la impotencia habitual ante los hechos cotidianos; en este último caso se disimulaba mejor,simplemente, por la complejidad de las situaciones que el mundo nos presenta a diario.Aquí, todo era mucho más claro, no había para elegir entre demasiadas cosas, y me veía a mí mismo con una desconsoladora carencia de recursos. Imaginaba a cualquier otra persona en mi situación, a cualquiera de mis amigos, y me los representaba actuando con eficacia y rapidez. Me di vuelta contra la pared y me tapé la cabeza con la almohada,pero no logré dormir ni acallar los pensamientos. Por fin me levanté, comí pan con que soy tomé del café de la cacerolita. Mientras encendía el último cigarrillo del paquete mi vista cayó sobre unos libros que había, junto a otros objetos, sobre una repisa, por encima de la cama. Los otros objetos eran cacharros de adorno, ordinarios. Tomé los libros y me senté en la mecedora a examinarlos. Las tapas eran grises y llevaban solamente el título, sin ninguna ilustración. El interior presentaba una masa compacta de letras con escasos espacios en blanco, y ninguna hoja en blanco al principio ni al final. Las letras eran en su mayoría iguales a las de nuestro alfabeto, pero había muchas, también, que jamás había visto. A menudo aparecía en una idea del tema que trataba el libro, ni reconocer una sola palabra. En este sentido, los cuatro libros del estante me resultaron idénticos...

Ocupaba el tiempo en transitar lentamente mi camino en su único sentido, y al advertirlas variantes del escenario –el empobrecimiento, el número de habitantes- pensé que habría, en algún momento, alguna variante exterior que, presionando sobre mí, me obligara a actuar de otra manera.No tardaron en suceder cosas distintas."

Mario Levrero, fragmento del libro EL LUGAR